miércoles, 2 de marzo de 2011

Actividad inconclusa

Será que a todos nos pasa lo mismo… 
Alrededor de los 14 años empecé a tocar la guitarra con una profesora que, más que enseñarme música me enseñó a vivir. Encontré en la música algo que me conquistó totalmente, pasando horas encerrada (aprovechando los tiempos rebeldes) practicando y creando cosas nuevas. Seguí con ello hasta que años más tarde se me ocurrió innovar, y compré un violín. Tremendo proyecto! Empecé a tomar clases y realmente me encantó… pero ese “no se qué” que nos pica de vez en cuando hizo que algunos días si, otros no, y poco a poco dejara de practicar. Dicen que un violín que no suena muere de a poco… el mío me pide que lo vuelva a la vida.
8 años… insistí tanto para arrancar que mis papás me mandaron a aprender dibujo. Amaba dibujar y pintar, modelar con arcilla, hacer arte plástico… me encantó aprender más! Y duró… hasta que entre la escuela y otros intereses dejé de hacerlo.
Vinieron los años de universidad, y ahí, meta estudio y un poco de todo, nunca con tiempo para la guitarra, el violín o el pincel… se encajonaron en un rincón y salían a pasear cada muerte de obispo.
Con un pie afuera ya, de los estudios universitarios, con nervios por un lado de emprender otro proyecto, y un poco de nostalgia de lo que dejo atrás, pongo stop y pienso en lo que dejé de hacer. Y decido que no puede seguir!! No podemos dejarnos llevar por las “obligaciones” impostergables y abandonar lo que mas nos gusta; vamos a ser impecables profesionales, pero ineptos vividores. El arte cultiva el espíritu, y así también nuestros hobbies. Elegimos una carrera para trabajar de ello: nos recomiendan no elegir nuestros hobbies como profesión, y dejarlos como una actividad de recreación.
Me replanteo lo elegido, y digo que es lo contrario. Qué mejor que vivir de lo que uno ama y de lo que cultiva el espíritu, despertarse a diario entusiasmado de ir a trabajar, jugar y crear en el horario laboral.

Lo peor no es el abandonar nuestros intereses, nuestra parte artística, nuestro creador. Sino el hecho de que en el fondo, todos extrañamos hacerlas, postergando y reemplazando.
Hoy a mis 22, me propongo retomar todo lo que me  hace reír y divertirme como a los 8 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario